Os pido mil perdones, a todos
aquellos que me han escrito y no he podido responder a tiempo, a los que me han
llamado y no pude contestar, a todos aquellos que han intentado contactar y he
tardado en escribir.
Un Café con Literatos ha sufrido
un vacío de tiempo. Mi operación de columna ha sido, en todos y cada uno de sus
aspectos y formas un parón en la majestuosidad del tiempo. Y es así, la
relatividad del instante te hace temblar. Hoy eres y mañana eres lo que aquel
recuerda. Por suerte soy yo la que me recuerdo a mí misma.
Gracias a todos por continuar y
seguir entre y con las letras.
Seguimos adelante...
Raquel Viejobueno
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