lunes, 29 de noviembre de 2010

Nº2

Nº 2


Seguro que vio  cómo venías persiguiéndome por el pasillo
cómo te tambaleabas por el serpenteante camino hacia mi cama
desnudo y armado
 con tu sonrisa ladeada
 y con ese el olor a prohibido:
jazmín y menta de otro jardín...

Seguro que también te vio sobre mí
con la seguridad del cazador experto,
ansia de saciar
la sed infinita de tu cuerpo...
 
Yo sabía que nos miraba…
Oía cómo se golpeaba contra los cristales,
cómo se retorcía de envidia al no ser
carne de mujer sobre tu cuerpo...

Aquí estamos:
tú pensativo
por robarle a la lujuria las joyas más dulces e inusitadas,
las más preciosas,
las mejor guardadas…

Ella nos traicionó,
la misma que se mezcla con mis lágrimas
y se escurre vengativa
la misma que tu bebes  en mi mejilla
con besos de sal y rabia infinita…
La misma.
Silvia Mariani

miércoles, 3 de noviembre de 2010

SÓLO UN SUEÑO



Bellísima noche estrellada, la luna brillando esplendorosa sobre el mar encrespado.
Las olas rompiendo contra un montículo de piedras altísimo, desparramando su espuma como volando hacia las estrellas con su brillo plateado.
La arena, dorada, suave, mullida, pareciera envolverme.
El ruido del mar me adormece, cierro los ojos, escucho los sonidos de la naturaleza, el canto de las aves, el ir y venir de las suaves olas que bañan la playa.
De pronto mi espíritu se eleva, liviano como el aire, me encuentro flotando entre las estrellas, colores, muchos colores me rodean, me invitan a danzar.
Se oye ya muy lejano el sonido de las olas, giro, doy vueltas, bailo, me acompaña una música maravillosa, suave, dulce, melodiosa.
Veo a lo lejos un resplandor muy  fuerte,  floto hacia él, girando, volando. Que hermosura, cuánta paz, cuanta belleza!
Otros seres muy bellos transparentes, que brillan a la luz de las estrellas emitiendo suaves y variados colores y dulces cánticos parecen llamarme.
Me acerco, juegan como niños haciendo una gran rueda, se mezclan sus bellos colores transparentes. Me invitan a compartir con ellos la alegría que disfrutan.
Giro con ellos, me siento liviana, casi no veo mi cuerpo, también es traslucido, colorido, bailo al compás de una suave música acompañada de esos seres luminosos. Soy feliz.
No quisiera volver a la realidad, me siento completa, mi corazón pareciera estallar con un amor inmenso. Despierto sintiendo aun la arena, ya está por amanecer, el cielo ahora se pinta de muchos colores, de un celeste puro y en el horizonte un naranja que se va convirtiendo en dorado. Asoma el sol, poco a poco, es una enorme bola de fuego surgiendo del fondo del mar.
Ya amanece. El sueño terminó. Fue nada más que un hermoso sueño.


Beatriz Susana Arías Sanz (Bitty) – Oct. 2010