sábado, 23 de junio de 2012

Renata Conde

Les presento a Renata Conde. Llevo varios meses visitándola en el centro donde se encuentra. En algunas ocasiones había un hombre con ella; su letrado. Nunca hablé con él, nos cruzamos varias veces por el pasillo pero jamás cruzamos palabra. Ambos sonreíamos.
Les dejo una de sus conversaciones. Renata con carácter fuerte se dejaba oír. Aún sigo fascinada.

- El hombre me resulta realmente patétic...o. Las libertades son todas escondidas. Nunca se puede actuar con libertad. ¿Dónde está el límite de la libertad? Nadie lo sabe. Ni siquiera aquel que gritó al viento su amor por ti, te deja libre. Todos están obsesionados por ponerte los grilletes de “propiedad privada”. Desde los anales de la historia, el hombre cogía a “su” hembra de la cabellera y la llevaba a la cueva para aparearse con ella. Ahora, es prácticamente igual, no te llevan una cueva pero te invitan a cenar, o te regalan un perfume con el único objetivo de aparearse. No me hable de amor, tengo ochenta y siete años. Tampoco me hable de libertades, y menos gente de su generación. Están viviendo una verdadera agresión a sus derechos y lo celebran con cervezas y pintándose la cara con los colores nacionalistas. ¿Política? No tiene más que ver el vacío moral, el absoluto interés económico y los grandes contrastes de esta sociedad capitalista, donde su líder está casi de rodillas; la moneda. Mientras muchos se mueren de hambre en una punta del mundo, otros se ponen botos para separarse de los años. Caminan hacia una de las peores guerras, la pérdida de conciencia, sus valores como personas. Las libertades deben ser cualquier cosa, menos escondidas, y en esta sociedad están todos ustedes cagados de miedo. Ahora déjeme respirar, me falta el aire y es de ver tanta necedad.

viernes, 15 de junio de 2012

CONJUGARME


Fui un lecho de semillas, el aire de los días se llevó la infancia. Corrí, jugué entre amapolas que me hicieron crecer. Llegué al laberinto del tiempo. Mi cuerpo se transfiguró en pieles con segundos.

Ahora, soy  madre, amante, amiga, hoja caída en años. El ayer.  Manantial de reposo para los días viejos y cansados. Canto, grito, enfurezco, a veces, me oigo en mi propio silencio.

Seré un polvo de brisa, un recuerdo de alguien, bastión de mis hijos crecidos. Abrigo de arrugas. Rozaré con mi labio dormido el paisaje por donde fui. Veré cordilleras, campos, mares. Aquellos cuadros donde dibujé mi vida. Recorreré  el cielo, rozaré el suelo, quizá lleve en mi pupila el infinito. Si, puede que cante para volver a soñar...

Raquel Viejobueno Rodríguez