sábado, 15 de junio de 2013

"La esencia" de Georgina Rosado Rosado


 
Sus ojos miraron asombrados el pequeño frasco de cristal, que dejaba ver aquel líquido espeso y naranja. “¿Estás segura, la esencia es pura?” preguntó Joaquín,  -“Por supuesto” contestó ella, como no encontraras otra en ningún lugar”.  –“Exageras, refuto él, conozco un sitio que reúne a sus más grandes proveedores que encerrados todos los día la producen a raudales y la crean, incluso, de tonalidades más obscuras”. “Quizá- se defendió ella- en mayor cantidad y mezclada con otros elementos muy potentes, pero nunca con la pureza de la que sostienes en tu mano. Si no me crees, examínala y no hallarás en ella una sola partícula, ni la más pequeña que contenga otro componente diferente al esencial”.

-“¿Fue trabajoso?, señalo Joaquín, ¡ya me imagino! seguro tuviste que llegar a grandes profundidades para encontrar este grado de pureza y empleaste enormes cantidades de tu tiempo para llegar a reunir la pequeña porción que hoy me entregas”.

-“Te equivocas, espetó ella, se formó muy rápido y brotó tan  inesperadamente que la tuve que encerrar en un frasco a la velocidad de un rayo para que no explotara entre mis manos y destruyera todo lo que me rodeaba. Es más, en los escasos segundos que mantuvo libre su fuerza destructora quemó gran parte de mi piel.  Pero no te equivoques, eso no la hace menos valiosa; extraerla casi me cuesta la vida y las heridas dejadas por su paso tardaran en sanar.

-¿Y que utilidad práctica tiene esencia tan pura y poderosa? preguntó Joaquín y ella contestó. - “Todas, todas las que te puedas imaginar, encerrada y manipulada por las manos sabias de un alquimista,  puede cambiar al mundo y revolucionarlo, pero no hay que olvidar que su poder supera todas las armas, químicas, atómicas y liberada puede destruir al mundo en algunos segundos.”

-“Está bien ¡la compro! – dijo Joaquín con determinación- pero antes dime  ¿dónde la extrajiste?, ¿cómo la denominas? y ¿cuánto quieres por ella?  -con una media sonrisa ella respondió  -“La extraje de mi propia alma, la denomino odio y a cambio de este pequeño frasco sólo quiero de ti, una poesía, tres  prosas y una novela; me urgen para al fin cerrar las llagas que su paso me dejó”.
 
Georgina Rosado Rosado