miércoles, 9 de abril de 2014

Estudios Literarios. Noctambulaciones de María Villar Portas, por Raquel Viejobueno.

Noctambulaciones de María Villar Portas.
Cuando la noche es una dama poética.

Comencemos pues, con este conjunto de letras, que no tiene otro sentido que intentar aproximarnos al poemario de la autora. Villar Portas, nos sorprende, esta vez, con un trabajo que trae consigo un conjunto inmenso de símbolos y figuras, personificaciones de elementos naturales, y mundos guardados en otras realidades, formas y maneras de ver o vivir la vida.
Debemos mencionar a todo consta el significado del título del poemario, no hacerlo, caeríamos en el error de dejar muerta esa puerta de entrada al libro. Da igual que estemos colocados en el umbral de la misma o que pasemos de lleno a traspasar el significado total de un título, que, como otros muchos, cuelgan de la lectura propia del lector.
Noctambular; andar vagando por la noche, quizá pareciera una especie de locura que sólo surge con el morir del día, pero yo, como lectora, lo interpreto como el nacer de otra forma de vida. Título sustantivado de un verbo que pareciera estar ceñido al mundo oscuro y misterioso de las tinieblas, pero que sin embargo, en este caso, la autora lo ha utilizado para abrirse camino a sus múltiples realidades. Igual que lo hiciera en el Renacimiento San Juan de la Cruz, y de la misma forma que estableció un contacto directo con el simbolismo de la noche en su poesía mística, y en muchas vertientes erótica, Villar Portas, utiliza este simbolismo como acto creativo de introducirse en los pasadizos y laberintos  de ella misma. No podemos negar la gran utilización de imágenes, y personificaciones, que cobran vida, y que nacen y mueren como si tuvieran capacidad para ello, de elementos naturales, como el viento, la brisa, la noche, el ocaso, el amanecer, el sol, y sobre todo aquellos elementos relacionados con el agua, que más adelante nos ocuparemos de ellos.
Pero volvamos a la noche, donde encontraremos la luz necesaria para desempolvar estos instrumentos de creación poética de la autora. Cito del poema “Abrazo del viento”, estos versos;

[…] los cristales arrugados
que ha tejido la lluvia todo el día[…]

Es obvio que los cristales son incapaces de arrugarse, y aún menos con la lluvia, no obstante la autora, posiblemente haya trasladado un sentimiento propio a aquellos cristales que no dejan de ser, sino un obstáculo para llenarse de noche. ¿Es la noche una criatura que domina a Villar Portas? , o por el contrario, ¿Es la noche un juego de excusas para sentirse más viva qué por el brillante día? Estamos ante un mundo que crece en el momento que la noche llega, como si fuera una Dama de alta cuna para dejar sus influencias en la mano creadora de la que está dispuesta a asumir el riesgo. En su poema “Creación”,  realiza una pequeña sinopsis de lo ocurre cuando el silencio invade todo, cuando los sueños parecen despertar, mientras todo parece dormir, cito;

[…] Dejé mi corazón de paso
por aquellos territorios protegidos de la infancia,
y me volvía audaz a los navíos de la noche […]

Reitero mi convencimiento de la utilización de este espacio de sombras y nieblas para extraer el mayor partido a otros mundos, a otras dimensiones, pero no sólo es el espacio el que es utilizado, sino el tiempo inexistente que se vuelve existente y atrapado en los versos de Villar Portas. Desde poemas que demuestras un abanico inmenso de mundos oníricos, a dolores que están arraigados en la poetisa, como el recordar su tierra, siempre llena de lluvia de nubes, o los bosques y las especies vegetales que se dejan ver de una manera tímida en los versos, pero que envuelven con ese áurea
de misticismo consciente al lector.
Continúo mi disección poética, desde el ángulo de lectora, y observo como la utilización de las nubes, me hace pensar de la instrumentalización de las mismas como símbolo de libertad y escape, es así que estamos ante un escapismo, no sólo de la criatura de la noche, sino del transporte que emplea, nubes y vientos, olas, mares y tierras, etc.
Algo parece resurgir en los entrañas de la autora, un miedo inminente a ser descubierta y dar ese todo a la inmensidad del vacío de los lectores, la conducen a purificarse, y cristalizarlo todo. La utilización del agua, en casi todos sus estados, desde la niebla que lo tapa todo con su manto, hasta las diminutas gotas de agua, que se convierten en océanos y mares, olas que  atrapan mundos, cristales que sudan la verdad de lo que ven, en definitiva, poesía y versos en estados de somnolencia, impregnados de sueños e ilusiones. Y es  así,  como María Villar Portas ha construido un camino de Noctambulaciones, archivos excelsos de la forma y fuente de vida.
Sería, de una descortesía abultada no dejarlos con la lectura del poemario, para que encuentren pos ustedes mismos, lo rincones más sorprendentes, aquellos ocultos deleites de la introducción poética.
Y termino con la poesía, igual que hemos comenzado con ella, la cual  puebla la imaginación de todos, y nos hace la vida más fácil, siempre supervisada por la gran Dama, en este caso: La noche.

Raquel Viejobueno.
8 de abril de 2014
(Toledo)