sábado, 18 de mayo de 2013

Salto de Agua (Traiguén) por José Santana Prado



 

 




La belleza de tu rostro acicalado

ampara mis soledades, como  flor olorosa

y callada, tan exuberante que baña de hermosura

la intensa mañana, cuando  inicia el día su afanosa labor.

 

Malleco se obstina al roce del agua

que nos mece entre sus brazos,

el manto de esta flor de tierna Araucanía,

“Flor de Frontera” mencionada por pioneros,

los que en 1878 dieron luz a este tradicional

“Salto de Agua”, 

con el  mapudungun nombre de Traiguén.

 

Y qué observo dentro del viento de sus trigales

sino la armonía de la tierna voz y el canto de tu risa,

esparcida por el bosque de maitenes

que nos hablan quedo al oído:

¡Aquí estoy, anhelando a la poesía y sus cantares!

 Me enaltecerán el orgullo,

aunque La Quebrada de Chufquén

nos está esperando allá abajo

y ni siquiera se dé por aludida.

 

 Sólo el gran salto del rio Quino ha pintado

en las paredes de su cascada,

la visita de los poetas,

aquellos hombres y mujeres decididos

que vienen de todos lados del continente

a publicar con su voz clara y precisa, lo que dicta

el calor de su conciencia. 

Y no podrán ser intimidados por nadie:

ni por la ignominia o la malversación,

tampoco por aquellos inicuos

que no comprenderán jamás las virtudes

que la pluma vierte, sobre los tejidos inmaculados

de la hoja pura y blanca del papel,

 la que se trasformará enseguida

 en la sutileza  y  sensibilidad del místico poema.

 

Oh, tierra de sempiterna belleza,

hoy hemos llegado a compartir con ustedes,

los traigueninos, la pureza de la voz y la palabra

y deseamos ser escuchados,

así como a diario  murmura el caer del agua de los cielos

o el retozar de La Quebrada de Chufquén,

pues ya se ha anticipado y se tome en consideración

el cantar poético que poseen otras tierras

que os brindan la belleza de su pensar.

 

 

 

Aquí nos tiene ahora,

coronel  Gregorio Urrutia,

prestos a blandir nuestros alfanjes saturados de palabras,

derramándose sin la sangre del ayer,

sino con el sudor del lápiz

y el esfuerzo del presente, para honrar el recinto de los

que hoy en día moran, existen y escriben la belleza poética,

  en este Salto de Agua,

que le han denominado Traiguén.



José Santana Prado

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