lunes, 19 de noviembre de 2012

Los lados de un mismo espejo.


Al otro lado un cadáver danza entre versos serpentinos de venenos. Inyecta la pobreza de espíritu, el hueco de la derrota,  la oquedad del rostro sin ojos. Lleva una alforja repleta de atardeceres, de damas gimiendo en el sentido de lo absurdo. Las golondrinas mueren en un mar tóxico, se ahogan entre las letras disfrazadas de poética. No queda nada, la momia ha perdido su vendaje entre sus propias yemas.

Pareciera que el Sol ha aprendido a caminar nuevamente, está sonriente.

A este lado,  los colibrís están de fiesta y entre mi cabello nacen alientos cálidos y es que las colinas de mis caderas son deltas del mar que llevo dentro…
 
Raquel Viejobueno

 

1 comentario:

  1. Hermosos poema estimada Raquel, te felicito por tan atinadas metáforas, cariños de Marianela.

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