jueves, 6 de noviembre de 2014

Eso eres para mí, letra que duermes entre la soledad y el precipicio...


Dignificar la vida con tu figura es una lucha constante entre necios y absurdos. Hacer que la realidad no duela cuando danzas entre líneas y bordes, es creerse un gigante entre pequeñeces, pero es todo así, lo único que existe, que hay, es esa luz que ilumina la estancia indefinida por el caminar de todos los días. Fingir o fingirse alguien ante la muerte del sonido de tu vestido, es pensar que tras ella hay un espejismo de color de rosa, cuando sólo navega la nada entre luciérnagas, ya apagadas.
Dignificar mi existencia con tu presencia que susurra, es crear todo lo que pueda moverse por sí mismo, eso eres letra, duermes entre la soledad y el precipicio, y aun así, todavía me cuesta entender el destino de tus pasos…



Raquel Viejobueno

viernes, 20 de junio de 2014

Voz y Silencio de la Palabra por Pilar. S. Tarduchy.

VOZ Y SILENCIO DE LA PALABRA

Siempre imaginé que una presentación realizada por cuatro pilares instruidos dejaría unas mentes más llenas y lúdicas, con sabor de haber recogido un testigo de futuro. No fue así para mi humilde asombro. Esa tarde asistimos atónitos esperando por lo menos al bautizo del libro que nos ofrecían, pero ni la editorial supo ganar atención ni transmitir, el segundo candidato un familiar de buen apellido y nada más, el tercero un largo amigo de la familia y por fin, el cuarto candidato, el escritor, que nos dejó sin palabras, pues su gran trabajo Sres. era tan solo una recopilación de trabajos hechos en vida por el autor y apellido de renombre.

Los cielos gritan al unísono por la libertad del individuo aquí y al otro lado del planeta, somos débiles y pequeñas hormigas obreras siempre guiadas en una minúscula colonia llena de pequeños gobiernos.
Pensar se convierte en una tarea en silencio y a altas horas de la noche, donde el resto duerme feliz con un pequeño ego inflado haciendo compañía a almohadas solitarias de paja.
Sillas en rifa para hacer saber y defender que ese puesto pertenece por estar cerca de alguna guinda del pastel que reparte a intrusos como borregos una etiqueta de color diferente con referencia al compañero de al lado.

Seres diferentes que solo están presentes por quienes son de verdad, no son apreciados ni vistos con ojos de mercado y política de intereses, es triste ver la vacuidad de alcantarilla de cerca pues siempre intentan hacer saborear al resto que no son dignos, que no existen para los proyectos colectivos.
Y  preguntar,  no vale, pues la palabra que no trepa y no se sabe vender nunca es escuchada, todo lo contrario es ensuciada y silenciada.
Esto es como los angelitos de Machín, “angelitos blancos y angelitos negros”, no son iguales a los ojos que no saben mirar, o que miran con recelo de oportunidades.
El sistema de calidad humana está en decadencia continua, ¿por qué consideran quién debe respirar? ¿Quién son para decidir la felicidad o triunfo de un semejante?

Que se miren el bolsillo del abrigo y recuerden a que sombra se abrigaron y no por su supuesta valía, que hoy nos venden como prodigio. No sabemos quiénes son, solo platican de una huerta fantasma. Eso es solo miedo a no existir, ¡qué pena de fórmula matemática!, la red de semilla enriquece el campo, cuanto más variada es, más milagros se producen unificando la sabiduría de la vida.

Preguntas o reflexiones son muchas las que llevan y trae el viento. Figuristas de la palabra en el mundo, están abriendo cada día un poco más la Caja de Pandora, y todo aquello que hoy solo es registro de moda, será lo único que guarden en un futuro Vds,  en su pequeño cajón de la mesilla de noche.

Las voces humildes, nacen para hablar con el mundo y esa luz tiene un registro único.

                                                                                     Pilar S. Tarduchy.


sábado, 26 de abril de 2014

Haikus Koanes por Manuel Arduino Pavón


Todo es luna
No hay noche cerrada
El eco duda 


No hay noche ni luna ni mente: lo que surge es la mata que no existe. 




Jaula sin rostro
Muertos en cautividad
Cosas del viento 



Entrar a la jaula sin haber cerrado la carta. Comunicarse sin silencios. 



Un pájaro más
Inflación de pájaros
Artes del vuelo 



Al borde del precipicio escribir los Sutras. Empujar el precipicio, descubrir la negación sin el dedo.  




Del frío solar
Dependen las mañanas
Rito del  triunfo 



El monje que camina sobre la nieve no tiene en cuenta el paso. No pisando se deshace de sí.



Trenes en llamas
O faisanes formados
Sobre el rayo



La enseñanza,  un faisán a punto de despertar al pensamiento  rozando la sandalia del monje. 



La hierba vibra
Tus suspiros la pulsan
Cuerdas con vidas



Sin manos es posible asir las páginas sin testigos.


Manuel Arduino Pavón



lunes, 21 de abril de 2014

VALPARAÍSO EN LLAMAS por Marianela Puebla






VALPARAÍSO EN LLAMAS
(Abril 12-13 de 2014)

Un abanico de fuego se eleva sobre el borde de los cerros,
lame con audacia los vientres de las nubes hasta hacerlas sonrojar.
La hoguera acrecienta su poder en los brazos del siroco
y consume todo a su fatídico encuentro.


No es la primera vez, los porteños lo saben y pagan las consecuencias
por dementes desquiciados que no se detienen en su afán de destrucción.
El fuego alimentado por todo lo servible e inservible avanza despiadadamente
sobre los hogares que le salen al paso.
Las lenguas voraces acallan el rumor del agua, las súplicas de los árboles,
llenando su ardiente caudal, de nidos e inocentes animales y aves.


Todo es consumido con ávido apetito que avanza más allá de la desgracia,
de lo inimaginable,
dejando sólo un carbón encendido sobre el arcoíris del puerto.
Las pérdidas humanas son cuantiosas,
irreemplazable en el corazón de sus apesadumbrados deudos,
el fuego no es amistoso cuando es liberado de sus cadenas,
cuando el viento lo acompaña en sus andanzas,
sueltos a su propia merced dejan un reguero de dolor en su camino,
doce muertos y muchos heridos, cinco mil damnificados
y una destrucción que no tiene límites.


Bomberos y voluntarios, luchadores incansables son a veces envestidos,
la bestia en llamas no respeta nada en su ardiente paso.
Hombres audaces que lo dejan todo por socorrer a los indefensos,
a veces perecen en las fauces de las llamas, arriesgan sus vidas
por salvar otras más desafortunadas y en su faena no escatiman en
caer consumidos por la desgracia.

El abanico del puerto está de luto, no puede sacudirse el dolor que lo embarga
es demasiado pesar, no deja respirar, mostrar sus atributos
como Patrimonio de la Humanidad.
Cada día es más agobiante el mantener ese título, sus otrora hermosos edificios coloniales están enfermos de descuido,
de indiferencia, abandonados son presas fáciles de inescrupulosos bandidos
que socavan sus entrañas hasta hacerlos colapsar encendidos de oprobio.


El puerto no sale totalmente de una desgracia para caer en otra,
los incendios en los cerros florecen en descuido y vandalismo.
Hay iglesias que se han quemado cuatro veces en el transcurso de pocos años
y quemas de pastizales que se salen de control
y atacan a la indefensa población.


Valparaíso está hoy en duelo,
grave, su gente, flora y fauna amenazadas
por la boca hambrienta de las llamas,
señalando a quienes a propósito,
dejan sueltas las voraces lenguas para destruir su valioso Patrimonio.



                                                                       Por Marianela Puebla


miércoles, 9 de abril de 2014

Estudios Literarios. Noctambulaciones de María Villar Portas, por Raquel Viejobueno.

Noctambulaciones de María Villar Portas.
Cuando la noche es una dama poética.

Comencemos pues, con este conjunto de letras, que no tiene otro sentido que intentar aproximarnos al poemario de la autora. Villar Portas, nos sorprende, esta vez, con un trabajo que trae consigo un conjunto inmenso de símbolos y figuras, personificaciones de elementos naturales, y mundos guardados en otras realidades, formas y maneras de ver o vivir la vida.
Debemos mencionar a todo consta el significado del título del poemario, no hacerlo, caeríamos en el error de dejar muerta esa puerta de entrada al libro. Da igual que estemos colocados en el umbral de la misma o que pasemos de lleno a traspasar el significado total de un título, que, como otros muchos, cuelgan de la lectura propia del lector.
Noctambular; andar vagando por la noche, quizá pareciera una especie de locura que sólo surge con el morir del día, pero yo, como lectora, lo interpreto como el nacer de otra forma de vida. Título sustantivado de un verbo que pareciera estar ceñido al mundo oscuro y misterioso de las tinieblas, pero que sin embargo, en este caso, la autora lo ha utilizado para abrirse camino a sus múltiples realidades. Igual que lo hiciera en el Renacimiento San Juan de la Cruz, y de la misma forma que estableció un contacto directo con el simbolismo de la noche en su poesía mística, y en muchas vertientes erótica, Villar Portas, utiliza este simbolismo como acto creativo de introducirse en los pasadizos y laberintos  de ella misma. No podemos negar la gran utilización de imágenes, y personificaciones, que cobran vida, y que nacen y mueren como si tuvieran capacidad para ello, de elementos naturales, como el viento, la brisa, la noche, el ocaso, el amanecer, el sol, y sobre todo aquellos elementos relacionados con el agua, que más adelante nos ocuparemos de ellos.
Pero volvamos a la noche, donde encontraremos la luz necesaria para desempolvar estos instrumentos de creación poética de la autora. Cito del poema “Abrazo del viento”, estos versos;

[…] los cristales arrugados
que ha tejido la lluvia todo el día[…]

Es obvio que los cristales son incapaces de arrugarse, y aún menos con la lluvia, no obstante la autora, posiblemente haya trasladado un sentimiento propio a aquellos cristales que no dejan de ser, sino un obstáculo para llenarse de noche. ¿Es la noche una criatura que domina a Villar Portas? , o por el contrario, ¿Es la noche un juego de excusas para sentirse más viva qué por el brillante día? Estamos ante un mundo que crece en el momento que la noche llega, como si fuera una Dama de alta cuna para dejar sus influencias en la mano creadora de la que está dispuesta a asumir el riesgo. En su poema “Creación”,  realiza una pequeña sinopsis de lo ocurre cuando el silencio invade todo, cuando los sueños parecen despertar, mientras todo parece dormir, cito;

[…] Dejé mi corazón de paso
por aquellos territorios protegidos de la infancia,
y me volvía audaz a los navíos de la noche […]

Reitero mi convencimiento de la utilización de este espacio de sombras y nieblas para extraer el mayor partido a otros mundos, a otras dimensiones, pero no sólo es el espacio el que es utilizado, sino el tiempo inexistente que se vuelve existente y atrapado en los versos de Villar Portas. Desde poemas que demuestras un abanico inmenso de mundos oníricos, a dolores que están arraigados en la poetisa, como el recordar su tierra, siempre llena de lluvia de nubes, o los bosques y las especies vegetales que se dejan ver de una manera tímida en los versos, pero que envuelven con ese áurea
de misticismo consciente al lector.
Continúo mi disección poética, desde el ángulo de lectora, y observo como la utilización de las nubes, me hace pensar de la instrumentalización de las mismas como símbolo de libertad y escape, es así que estamos ante un escapismo, no sólo de la criatura de la noche, sino del transporte que emplea, nubes y vientos, olas, mares y tierras, etc.
Algo parece resurgir en los entrañas de la autora, un miedo inminente a ser descubierta y dar ese todo a la inmensidad del vacío de los lectores, la conducen a purificarse, y cristalizarlo todo. La utilización del agua, en casi todos sus estados, desde la niebla que lo tapa todo con su manto, hasta las diminutas gotas de agua, que se convierten en océanos y mares, olas que  atrapan mundos, cristales que sudan la verdad de lo que ven, en definitiva, poesía y versos en estados de somnolencia, impregnados de sueños e ilusiones. Y es  así,  como María Villar Portas ha construido un camino de Noctambulaciones, archivos excelsos de la forma y fuente de vida.
Sería, de una descortesía abultada no dejarlos con la lectura del poemario, para que encuentren pos ustedes mismos, lo rincones más sorprendentes, aquellos ocultos deleites de la introducción poética.
Y termino con la poesía, igual que hemos comenzado con ella, la cual  puebla la imaginación de todos, y nos hace la vida más fácil, siempre supervisada por la gran Dama, en este caso: La noche.

Raquel Viejobueno.
8 de abril de 2014
(Toledo)


sábado, 8 de febrero de 2014

Aun siendo pardillos...sabemos vivir de Raquel Viejobueno.


Baile de Sombras por Pilar S. Tarduchy.


 

            Se pasa la vida de un tren a otro, solo quise ser amada, sentirme presente. La palabra, solo es aposentada cuando no dejas rendijas de manipulación a tu interlocutor. Otra cosa es, que la palabra, llegue a ser respetada. Eso si el oponente o interlocutor tiene un buen día y te escucha ¡claro!. Si no es así, el interlocutor, solo interpreta o traduce el imperativo de agresividad, porque su verborrea no ha quedado como el aceite.

            Ahora en el tren físico, solo paseo pensamientos ¡ya no deseos!, pues la vida no me dejó respirar, ¿por ser diferente?, y ¿cuál es la diferencia? Todos se desdicen y se proclaman en el púlpito de mercaderes con su razón. Ya no hay tiempo para utilizar el vocablo arrepentimiento o cambio. Los pasos de otros no me sirven.

            Los muros que tengo son míos, no quiero que sean los de ellos. Ahora me sé, fuerte, autodidacta. Creo en mi palabra y sueños. Todo son juicios y prejuicios de academia, poder de apellido y título. Solo oralidad, calefacción y un buen sillón vacío de piel y vida.

            Transgredir la palabra y traducir en la piel el sistema, ¡esa es mi diferencia! Vosotros solo tenéis naipes, y yo, un gran Universo. ¿Por qué os escondéis en la cara oculta de la Luna? ¿cuál es vuestro miedo?.

            El pensamiento es fuerte de libertad, esencia de brújula que es capaz de dirigir la luna y el sol de nuestras sábanas. En este presente, solo sois diminutas partículas de polvo y miedo.

 

                                                                                   Pilar S. Tarduchy.