jueves, 9 de febrero de 2012

VEN A POR MÍ...


Has apuntado a matarme. Pensante que la mentira era mi vestido. No te diste cuenta que venía desnuda, con las manos limpias, sólo la mancha de la tinta, únicamente los campos de amapolas. Riesgos en el corazón, señora de nadie, mujer de ciegos, espantapájaros de muchos. Has dejado de navegar en aquel río de maravillas, el espejo del agua no reflejó tu rostro. ¿Dónde estará el sueño que sembré? ¿Y la verdad?

Soñé que me vestías, que acunabas mis antojos en tus huellas. ¡Ah! No tengo territorio para sembrar mis semillas, me quedaré esperando a que el Sol queme mi piel y desaparezca…



Raquel Viejobueno Rodríguez.