viernes, 24 de junio de 2011

OSCUROS PERGAMINOS.


Oscuros pergaminos, se ven translucidos entre la memoria del hombre.

Las criaturas más insignificantes mueren de hambre en el barro de la hipocresía, mientras los bebes se tragan las ganas de cariño.

Las calles oscuras se desarman entre mis dedos, mientras las mujeres reparten caricias  a aquellos borrachos que las señalan la piel. Tierras del hombre donde la hembra sale en busca de caza para sobrevivir a la hoguera de la crítica. Las letras ya no sirven, se queman en la mirada del vecino, y mientras el trigo se agosta cada año, los pliegues azulinos de mi piel marcan el principio de un nuevo despertar.

Son en estas noches silenciosas, como el silencio de un mutista engreído…

Donde no atiendo y me pierdo en el dolor de cada uno. Mentiras y promesas de cordillera rotas, de océanos que nadie supo cruzar. La muerte aúlla, la vida quema, todo está en cansancio, hasta mis ganas de ser.

Niña que rompe silencios en la palabra oscura, llantos disfrazados de letras. Nada, el mundo se desmaya, y todo parece rejuvenecer en mi vejez.

Aquel momento de angustia se torna bello, distinto, adioses, sigilo, mudez, todo. Nada.



Raquel Viejobueno Rodríguez.