Se pasa la vida de un tren a otro, solo quise ser amada,
sentirme presente. La palabra, solo es aposentada cuando no dejas rendijas de manipulación
a tu interlocutor. Otra cosa es, que la palabra, llegue a ser respetada. Eso si
el oponente o interlocutor tiene un buen día y te escucha ¡claro!. Si no es
así, el interlocutor, solo interpreta o traduce el imperativo de agresividad,
porque su verborrea no ha quedado como el aceite.
Ahora en el tren físico, solo paseo pensamientos ¡ya no
deseos!, pues la vida no me dejó respirar, ¿por ser diferente?, y ¿cuál es la
diferencia? Todos se desdicen y se proclaman en el púlpito de mercaderes con su
razón. Ya no hay tiempo para utilizar el vocablo arrepentimiento o cambio. Los
pasos de otros no me sirven.
Los muros que tengo son míos, no quiero que sean los de
ellos. Ahora me sé, fuerte, autodidacta. Creo en mi palabra y sueños. Todo son
juicios y prejuicios de academia, poder de apellido y título. Solo oralidad,
calefacción y un buen sillón vacío de piel y vida.
Transgredir la palabra y traducir en la piel el sistema, ¡esa
es mi diferencia! Vosotros solo tenéis naipes, y yo, un gran Universo. ¿Por qué
os escondéis en la cara oculta de la Luna? ¿cuál es vuestro miedo?.
El pensamiento es fuerte de libertad, esencia de brújula
que es capaz de dirigir la luna y el sol de nuestras sábanas. En este presente,
solo sois diminutas partículas de polvo y miedo.
Pilar S. Tarduchy.
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