Guerra sádica y cruel
numen de trágico mal,
golpeas paz y justicia
con tu látigo infernal.
Alucinantes espectros
de maldad tétrico engendro,
aborto de mil torturas
gestadas en el "averno".
Dictador fiero y cruel
que impones sangrientas leyes
matando a cuchillo y fuego
candor de nardo y claveles.
Guerra que afila sus garras
y se afila los colmillos,
para con saña inmolar
a los que llama enemigos.
Quizás sean obeliscos
que dan sombra a su soberbia,
o sean brasas encendidas
quemándoles la conciencia.
Quien desencadena guerras
con instintos inhumanos
es reo del más vil crimen
al enfrentar los hermanos.
¿Cuándo mueren "dictadores"
que llevan en la cartera?,
cieno de ayectas traiciones,
ayes de trágica guerra.
Que poetas rimen versos
y sueñen fantasía los niños,
para que en lugar de guerras
florezcan rosas y lirios.
Felisa Rodríguez.
En 1992 nace la Duquesa, mujer misteriosa y criticada por vivir en un caserón y hablar con el viento. Es uno de mis cuentos más nostálgicos. Mujer que vagaba entre los vocablos barrocos, allí encontró su epitafio. Después de dieciocho años, la rescato del recuerdo para ponerla frente al espejo.
Las Pasiones de la Duquesa nace para crear un lugar donde hablar de los textos que cada uno deseé compartir y enviar. Aquí en este caserón repleto os espero.
Raquel Viejobueno Rodríguez
lunes, 16 de mayo de 2011
miércoles, 4 de mayo de 2011
ME HICE PIEDRA.
Me hice piedra para decir adiós,
arrastré los sacos de pesadillas,
marrones agonías dispersas.
Las aceras llenas de cadáveres,
el mundo se iba
el suelo yacía húmedo
entre los arreboles de locura.
¡No soy nadie!-me dije.
El manto azulado de mi vida
rompía cortinas de miradas,
aullaba, giraba, corría.
¡Ya!.
El cielo paró en el segundo de mi muerte.
me vi caminar sola, atrás todo.
Me seguía el poeta ya muerto,
alguien me arropó con barro y cenizas.
Ya no había luz blanca,
el cielo lloraba penumbra.
En el otro lado del recuerdo el cristal es más grueso.
veo a mis hijos ancianos,
a mi madre sábana transfigurada en llanto.
Nada, sólo sombras de auroras encerradas.
yo todo, letra, palabra…
Raquel Viejobueno Rodríguez.
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